La grandeza forjada a golpes: Julio César Chávez a sus 60 años

0
16

Catalogado como el mejor boxeador mexicano de la historia, el ‘César del Boxeo’ celebra este martes 12 de julio un cumpleaños especial

Redacción

CIUDAD DE MÉXICO.- Las golpizas que recibían Rodolfo y Rafael Chávez, verlos con el cuerpo molido y con solo unos pesos en la bolsa, habían convencido a Julio César (Ciudad Obregón, 12 de julio, 1962) de alejarse del boxeo para no generarle más sufrimiento a su madre Isabel González, aunque paradójicamente esa misma intención sería la que lo llevaría a gestar una de las historias más ricas en esa disciplina.

Inicios de Julio César Chávez Si bien no vivían una pobreza extrema y la comida no faltaba en la casa –que durante un par de años fue un vagón en la Calzada Emiliano Zapata de la ciudad de Culiacán–, las necesidades siempre estuvieron latentes en la familia, por lo que Isabel debió lavar y planchar ropa ajena, labor que Julio detestaba y lo impulsó a convertirse en pugilista profesional para ganar dinero con el que buscaría sacarla de trabajar.

“Cuando sea boxeador, no voy a ser tan malo como mis hermanos, decía yo, porque a veces llegaban bien madreados; cuando yo sea boxeador la voy a sacar de planchar y lavar ajeno, porque para mí era muy triste verla hacer eso. Yo no sabía hasta dónde iba a llegar, yo lo que quería era sacar a mi mamá de trabajar, y empezó mi carrera”, comentó en una conferencia que ofreció en el año 2015.

De ese oxidado hogar en el que convivía con sus 10 hermanos pasó a Mazatlán, Tijuana, Los Ángeles, Nueva York y Las Vegas para ser el primer campeón mexicano en tres divisiones distintas, el único deportista tricolor capaz de convocar a 132 mil personas en el Estadio Azteca o el que acumuló 90 peleas invicto; se convirtió en un boxeador irrepetible.

 

Dicen que era un predestinado 

Isabel González suele recordar que Julio mostró sus cualidades para golpear desde el día que nació, porque rompió la fuente de un fuerte golpe: “Seguro va a ser futbolista o boxeador”, le comentaron las primeras personas en enterarse del nacimiento, premonición que se cumpliría, a pesar de que nadie en la familia estuvo de acuerdo.

Julio tenía cualidades innatas y era bueno para las peleas callejeras, por lo que empezó a entrenar a hurtadillas, practicar en rancherías y gimnasios improvisados.

Cuentan que fueron cerca de 200 peleas las que tuvo, aunque la plaza pronto le quedó corta. No obstante, después de 43 peleas ganadas, le llegó la oportunidad por decisión de José Sulaimán, polémico jerarca del Consejo Mundial de Boxeo, quien dictaría que sería él quien se enfrentaría a Mario “Azabache” Martínez el 13 de septiembre de 1984 por el título superpluma vacante, lo que catapultó al estrellato al ‘César del Boxeo’.

A partir de entonces caerían ante sus puños grandes de la talla de Roger Mayweather, Edwin Rosario, José Luis Ramírez, Meldrick Taylor, Pernell Whitaker, Rubén Castillo o Greg Haugen, por mencionar algunos, aunque también algunos peleadores de cuestionada calidad, y tras ellos vino la etapa más complicada de su vida: las adicciones. Ocurrió después de vencer a Héctor “Macho” Camacho en septiembre de 1992.

Con información de Medio Tiempo 

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here