La pandemia no sólo azotó este año a los casi 100 locatarios con caídas en las ventas, sino entre las pérdidas figuran amistades y clientes que fallecieron
Jorge Quevedo
NAVOLATO, Sin.- “Nunca, nunca, nunca, se había visto un año tan triste. Solo. Así como vez ahorita”, declara María Caridad Ramírez Quirino mirando los pasillos vacíos la noche de ayer en la verbena popular ubicada en la plazuela Vicente Guerrero de Navolato.
La pandemia no sólo azotó este año a los casi 100 locatarios con caídas en las ventas de hasta un 25 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado, sino entre las pérdidas figuran amistades y clientes que fallecieron debido al COVID-19.
“Se fueron compañeros, amigos y yo le doy gracias a Dios que no me enfermé, que todavía estoy aquí”, comentó quien mejor es conocida como doña Cary, con lágrimas en su rostro invadidos por la nostalgia.
Con 25 años dedica a su mayor venta en este sitio, en tradicional atole de maíz y la rica avena, Adela Gaxiola atribuyó sin duda al temor de los ciudadanos por la nueva ola de contagios que registró diciembre.
“Hubo poco menos gente. Mucha gente no salió por miedo”, dijo.
Hasta los fines de semana, los días de mayor venta, tuvieron esta caída que consideran los comerciantes no tuvo precedente.
