Guaidó organiza a cientos de miles de voluntarios para defender las ayudas

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El presidente de la Asamblea Nacional activa un plan para lograr el 23 de febrero la entrada a Venezuela de medicinas y alimentos

El País

CARACAS, Venezuela.- La entrada de la ayuda humanitaria a Venezuela se ha convertido en un terreno crucial de la pugna entre Juan Guaidó y Nicolás Maduro. Aún falta una semana para el 23 de febrero, día elegido para intentar el ingreso, a través de la frontera colombiana, de los cargamentos de medicinas y alimentos enviados por Estados Unidos. Pero el presidente de la Asamblea Nacional ya ha activado un plan con el que busca implicar directamente a cientos de miles de voluntarios para proteger esas entregas, lograr la llegada de productos que, insiste, necesitan con urgencia más de 300.000 personas en riesgo de muerte y ganar así una batalla política aparentemente decisiva.

El político que desafió al sucesor de Hugo Chávez al proclamarse en enero como presidente interino escenificó este sábado ese compromiso, que considera una condición necesaria para redoblar la presión ante el Gobierno y las Fuerzas Armadas. La juramentación, una fórmula que ya es el signo de su estrategia, se celebró ante miles de seguidores en el aparcamiento del periódico El Nacional, en el noreste de Caracas. Guaidó prometió “hacer lo necesario para que ingrese esa ayuda” y, tras llamar a \echar el resto”, invitó a todo el mundo a ponerse de pie. “Digamos con fuerza”, enfatizó. “Nosotros, voluntarios, juramos defender la Constitución, comprometernos a que ingrese la ayuda humanitaria y comprometernos a distribuir la ayuda”.

La movilización convocada para el próximo sábado no se centrará solo en la frontera sino en todo el país. El presidente del Parlamento aseguró que ya son 600.000 las personas que se adhirieron a la iniciativa, aunque su objetivo es una exhibición de fortaleza aún mayor. La tarea que impartió a sus seguidores es precisa. “Organizarnos en  brigadas humanitarias y alcanzar un millón de voluntarios inscritos. Las brigadas humanitarias serán la representación de sus Estados en cada una de las fronteras por donde entrará la ayuda”.

La oposición persigue paliar la emergencia humanitaria que sufre Venezuela con medicamentos y suplementos nutricionales dirigidos, en una primera fase, a niños menores de tres años y a mujeres embarazadas en situación de pobreza extrema. Sin embargo, el Gobierno niega que exista una crisis de estas caracterísitcas y rechaza de forma tajante la entrada de ayudas, al considerarla una injerencia exterior liderada por la Administración de Donald Trump y un primer paso para abrir el camino a una intervención militar.

Maduro ha incrementado el despliegue de fuerzas armadas en la frontera entre las ciudades de San Antonio del Táchira y Cúcuta, por donde está previsto que ingresen los primeros cargamentos, y ha ordenado a los soldados estar preparados para defender el territorio nacional. Ante la militarización de este pulso, Guaidó lleva semanas intentando quebrar la unidad del Ejército y la Policía apelando a la conciencia de su cúpula y de sus miembros. “Quedan siete días. Soldados venezolanos, coroneles, mayores, tenientes… ¿Con qué cara quieres mirar a tu familia? ¿Con la cara y el orgullo de que ayudaste a ingresar o con la vergüenza de apoyar a un usurpador al que ya se le acabó el tiempo?”, preguntó durante el acto.

La declaración de intenciones de la Asamblea Nacional sigue intacta pese al acoso del régimen, que intenta reducir el margen de acción de sus representantes con algunas investigaciones y medidas cautelares. “Cese de la usurpación, Gobierno de transición y elecciones libres”. Ese es el mantra de la oposición. Para conseguirlo, sin embargo, no es suficiente el apoyo internacional, prácticamente unánime, por eso sus dirigentes tratan de obtener una victoria concreta dentro de Venezuela. Más allá de la indiscutible urgencia de un canal humanitario, ese es otro significado de la ayuda. Y las miles de personas que este sábado aguardaban bajo el sol para participar en la juramentación demuestran que el desafío de Guaidó no ha perdido fuelle pese al tiempo transcurrido y al fantasma de los fracasos del pasado.

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