A 157 años de la muerte del general Rosales ¿dónde están sus restos?

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Fotografía captada el 24 de diciembre de 1922 por el fotógrafo alamense Leonardo Santoyo

Redacción

CULIACÁN, Sin.- Autoridades civiles y militares conmemoraron el aniversario luctuoso número 157 del general Antonio Rosales Flores con un izamiento de bandera a media asta y con Honores de Ordenanza en la plaza cívica de Palacio de Gobierno.

 

Juan Carlos Holguín Balderrama, Cronista municipal de Álamos, Sonora, dice:

El 24 de diciembre de 1922, se exhumaron los restos del general republicano Antonio Rosales, quien fue muerto en la batalla del 24 de septiembre de 1865 cuando luchaba contra las huestes imperialistas al mando de José María Tranquilo “Chato” Almada y Quirós.

El cuerpo de Rosales fue depositado el día 25 de septiembre del año antes citado en una tumba hacia el poniente del cementerio, que después por el crecimiento del mismo quedó al centro.

Hacia fines del siglo 19 algunas personas de Culiacán manifestaron su deseo de trasladar los restos del general hacia esa ciudad, que en su honor lleva el nombre oficial de Culiacán Rosales, por haber sido gobernador de Sinaloa y héroe de la Batalla de San Pedro contra los franceses.

Alarmados los alamenses por tal noticia y avergonzados porque entre los motivos de los sinaloenses estaba que no se le había construido un monumento decente, se apresuraron en la Ciudad de los Portales a hacer una colecta, esto hacia 1902, para erigir un obelisco sobre la tumba de Rosales. Ya para 1907 el monumento estaba concluido y con eso cesó la exigencia por exhumar al militar.

Años después, cuando Álvaro Obregón llegó al poder, y seguramente conocedor de los actos y hechos militares de Antonio Rosales, promovió el depósito de sus restos en la entonces Rotonda de los Hombres Ilustres, ante ello, y como se menciona al principio de este texto, el 24 de diciembre de 1922 se presentaron ante el juez del registro civil de Álamos, Ramón Salazar y Perrón, los señores Natalio Garduño y José P. Manzano.

El primero teniente coronel del ejército federal quien se encontraba en la Ciudad de los Portales comisionado por la Secretaría de Guerra y Marina para la exhumación de los restos, y el segundo médico cirujano.

Los permisos, como era lógico, no tuvieron mayor dilación, y por orden del gobernador del estado se condonó el pago de los impuestos relativos. Así, se dirigieron al cementerio municipal el juez del registro, el teniente coronel, el médico cirujano, y personas que los acompañaban, junto con el personal del registro civil, el presidente municipal de Álamos y el juez de primera instancia; además de un buen contingente de personas curiosas y, al parecer, uno que otro superviviente de la batalla.

Exhumados los restos, fueron trasladados a Navojoa en carro automotor -que es el que aparece en la fotografía- debido a que por entonces el servicio de trenes Álamos-Navojoa se encontraba suspendido.

Los restos, fueron trasladados a Navojoa en carro automotor.

En la Perla del Mayo se colocaron en un vagón especial que hacía las veces de capilla ardiente, los restos fueron objeto de honras fúnebres en Culiacán, donde organizaron sendos actos, luego en Guadalajara, para finalmente llegar a la Ciudad de México donde fueron depositados en la rotonda el día 5 de enero de 1923.

Imagen: fotografía captada el 24 de diciembre de 1922 por el fotógrafo alamense Leonardo Santoyo.

Se observa la caja que contenía los restos, el carro en que se transportaron a Navojoa y las personas que acudieron al evento. No sabemos con certeza en qué lugar de la ciudad fue tomada la imagen, aunque es probable que haya sido en las afueras del cementerio municipal, por el rumbo del barrio La Campana, en su colindancia con la calle Delicias. Enmarca la fotografía la imagen del acta de exhumación levantada en el registro civil de Álamos.

 

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